Escribo hoy
indignado. Acabo de leer la Memoria y Cuenta 2014 del Ministerio de
Educación y constato que solo
construyeron 17 escuelas en toda Venezuela, cuando estuvieron declarando todo
el año que construirían más de 100. Aunque en teoría no deberíamos
sorprendernos, porque en ninguno de los últimos 10 años han construido más de
30. Lo grave es que necesitamos construir 500 escuelas cada año, durante al menos
4 años. Estamos vergonzosamente lejos de la meta, el gobierno nacional
sencillamente no reacciona y personalmente me niego a perder la capacidad de
indignación.
En cifras
redondas en Venezuela tenemos 27.000 escuelas que atienden poco más de 8
millones de estudiantes. El MPPE reconoce que tenemos 700 mil niños y
adolescentes sin atender, otras estimaciones hablan de cerca de 1 millón de excluidos
(de los cuáles 800 mil serían adolescentes entre 12 y 17 años). Decir
exactamente cuántas escuelas debemos construir es difícil, pues depende del
tamaño de la edificación y del potencial de ocupación que tienen las escuelas
que ya existen. Sin embargo es indiscutible que se deben construir al menos 2.000 escuelas en los próximos 4
años. (El MPPE habla de construir 1.500, nosotros estimamos 3.000). Esto
significa que deberíamos construir –y me disculpan que insista en las cifras- al
menos 500 escuelas nuevas cada año durante 4 años y sencillamente no se están
haciendo.
Si se analiza
el problema de los adolescentes es más dramático. Pensemos que entre las 27.000
instituciones educativas del País, solo encontraremos que en poco más de 5.000
se puede estudiar bachillerato. Es decir que en más de 21.000 escuelas,
nuestros adolescentes finalizan el 6to grado y no tienen dónde continuar sus
estudios, viéndose obligados a tomar una decisión que marcará el resto de sus
vidas: abandonar su comunidad para continuar la escolaridad o abandonar la
escolaridad para quedarse en su comunidad. Este problema podría resolverse
construyendo 1.000 liceos (unos 3 por municipio) en los lugares adecuados y
ampliando o reparando una cantidad importante de las actuales escuelas.
Pero ¿por qué
no se construyen las escuelas? si las comunidades las solicitan, los alcaldes y
gobernadores estarían encantados de inaugurarlas, las metas acordadas con todos
los organismos internacionales hablan de incrementar cobertura, en todos los
discursos se habla de la importancia de la educación... Como todo, es una suma
de respuestas, sin embargo consideramos que son dos los factores principales.
En primer lugar
–salvo honrosas excepciones- ni el Gobierno Nacional, ni las gobernaciones y
alcaldías están asignando prioridad presupuestaria para construir escuelas. Y
en segundo lugar –lo que es aún más difícil de resolver en este momento- la política
centralizadora desarrollada desde 1998 ha puesto la responsabilidad de
construir las escuelas sólo en el Gobierno Central, y queda claro que no pueden
hacerlo.
Esta situación
podría revertirse si se activara un plan nacional de construcción de escuelas
cuya columna vertebral fuesen las alcaldías y gobernaciones. Si cada alcaldía
construyese una escuela al año ya serían 335; si a esto se le sumaran las
gobernaciones -con relativa facilidad- podríamos construir 400 al año, lo que
nos pondría más cerca de la meta. Esto implicaría asignar fondos especiales y
descentralizados –lo que iría contra el modelo revolucionario- pero no hay otro
camino si no queremos revisar las cifras de construcción cada año y constatar indignados,
lo lejos que estamos de lograr que todos los venezolanos puedan levantarse,
desayunar e ir a una escuela.