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viernes, junio 19, 2020

Dar clases bajo la lluvia: elementos para construir una ruta y reabrir nuestras escuelas


Conversando con algunos amigos especialistas en educación, concluíamos que si la epidemia es como un aguacero, pronto, cuando la intensidad del agua amaine, nos va  a tocar dar clases bajo la lluvia, porque no sabemos cuando va a escampar. Comparto algunas ideas acerca de las razones por las que considero, no solo es necesario, sino posible reabrir nuestra escuelas.

Venezuela recibe la pandemia estando ya en emergencia humanitaria compleja. Desde 2015 dar clases es ya todo un reto. Luchamos para que “El día de clases suceda”, venciendo las dificultades de escasez de alimentos, transporte, salarios docentes miserables, inseguridad y carencias en los hogares. En estas condiciones nos secuestró el covid19. Sin duda era necesario el aislamiento y por lo tanto el cierre de las escuelas. Pero ¿hasta cuándo?

Se está hablando de la posibilidad de mantener las escuelas cerradas hasta enero y me pregunto,  ¿qué pasa si en enero la epidemia mantiene niveles similares de riesgo para la población?  ¿Seguiremos así hasta junio 2021 con el atraso que eso significaría para nuestra población estudiantil? Pienso que, al igual que muchos paises, nos toca prepararnos para reabrir las escuelas durante la epidemia.



¿Por qué regresar durante la epidemia?

Para la mayoría de los venezolanos, la escuela es el lugar donde “pueden encontrar lo que no encuentran en su casa”. La escuela es la institución que les permite, especialmente a los sectores más vulnerables, abrirse un camino en el que su futuro no esté determinado por las condiciones familiares en las que nace. Excluirlos de la escuela y regresarlos a su casa para que el aprendizaje dependa de lo que sus padres puedan aportar, es marginarlos en su educación y cerrar más aún sus oportunidades. Es cierto que en muchos casos los niños pueden contar con el afecto y compromiso incondicional de sus padres. De hecho hemos visto sacrificios impresionantes de madres y abuelos analfabetas que hacen todo lo que está en sus manos por la educación de sus hijos o nietos. Pero no nos engañemos, el acceso a la cultura universal, para la mayoría, solo está en la escuela. En algún momento la balanza entre estar confinado por seguridad sanitaria vs el impacto presente y futuro en el desarrollo de los niños y adolescentes va a cambiar y como sociedad estamos obligados a construir una ruta segura para el regreso a la escuela.

Recientemente leí en las redes un texto que se hizo viral que decía que estábamos todos en la misma tormenta, pero no en el mismo barco. Me hacía pensar que hay algunos estudiantes que permanecen en casa con condiciones y recursos para el estudio, acompañamiento por parte de adultos formados y comprometidos, seguimiento desde escuelas con recursos técnológicos y profesionales altamente capacitados y también comprometidos. Mientras que la grandísima mayoría de los venezolanos viven su aislamiento en barcos sin condiciones para el estudio, sin espacio donde sentarse en casa (ni pensar en acceso a internet), con adultos, llenos de afecto y compromiso, pero sin formación, lejos de sus escuelas, incomunicados con sus docentes. Para la mayoría de nuestros estudiantes, aislarse en casa es naufragar. A esto pueden sumarse los no pocos casos de violencia familiar, abuso y estrés socioemocional que el confinamiento está potenciando.

En un trabajo publicado hace unas semanas, los reconocidos economistas Psacharopoulos, Patrinos, Collis y la venezolana Emiliana Vegas (2020) analizan el impacto de excluir a los niños de las escuelas y presentan un modelo que sugiere que “la pérdida en los aprendizajes durante la crisis sistémica extraordinaria ocasionada por la Segunda Guerra Mundial sigue teniendo impactos negativos, 40 años más tarde, sobre la vida de quienes fueron estudiantes en esa época y no pudieron asistir a la escuela. Además, el impacto del aprendizaje perdido no se limita a nivel individual: aquellas sociedades que han cerrado su educación hoy, cosecharán consecuencias significativas para toda la sociedad el día de mañana”. Sus estimaciones acerca del impacto a mediano y largo plazo en los salarios por la pérdida de clases son de grandes magnitudes. El Banco Mundial también publicó estimaciones del impacto del cierre de las escuelas y estima un retroceso general entre 0,3 y 0,9 años de escolaridad. También señala que la combinación de estar fuera de la escuela y la pérdida de los ingresos familiares dejan en situación vulnerable especialmente a las niñas exacervando inequidades y exclusión.

No me corresponde opinar sobre el adecuado manejo sanitario de la epidema. Pero creo oportuno agregar que en el Webinar “On safe school operations” (UNESCO-UNICEF-World Bank series) del pasado 12 de junio, el Dr Stefan Swartling Peterson, reconocido especialista en salud pública y pediatría, mostraba que el covid19 es una enfermedad principalmente de adultos. Hay evidencias de que los niños son menos propensos al contagio y a la transmisión del virus. Adicionalmente, presentó estudios en Australia y  Suiza (que tienen escuelas abiertas durante el covid19) que muestran una baja tasa de contagio en escuelas y ninguna diferencia en la tasa de contagio de docentes respecto a otras profesiones. El Dr. Swartling Person compartió un interesante gráfico que se muestra a continuación donde se observa que no puede asociarse la reapertura de escuelas al incremento o descenso de casos de Covid. Y me quedé pensando ¿se justifica el sacrificio que están haciendo nuestros niños? Es una pregunta honesta para la que no tengo una respuesta aún.




¿Cuándo reabrir? ¿Después o durante la pandemia?

Cuando se declaró la pandemia y la mayoría de los paises estableció políticas de aislamiento, las autoridades educativas activaron estrategias para garantizar el aprendizaje a distancia a la espera del cese de la epidemia. Las escuelas solo reabrirían una vez terminada la pandemia y se atenderían los retos de nivelación y remediación académica de los alumnos. La mayoría de los educadores y sus alumnos se despidieron de la escuela pensando en reencontrarse “cuando todo haya pasado”. La situación hoy ha cambiado. Las proyecciones de duración de la epidemia se han extendido y los países ahora se enfrentan a la situación de tener que estruturar planes para reabrir las escuelas durante la pandemia y no cuando ella finalice. Es un reto totalmente distinto. Docentes y alumnos tenemos que buscar la forma de reencontrarnos “aunque esto no haya terminado”.


¿Cómo reabrir las escuelas?

Todos estamos aprendiendo, no hay antecedentes ni investigaciones suficientes para contar con certezas. En el corto plazo las posibilidades de que todos regresen a la escuela son remotas. Sin embargo, todo indica que las escuelas deben reabrir de manera progresiva y voluntaria. La gradualidad y la negociación social serán la regla.

Organismos internacionales como UNESCO, OCHA y UNICEF, ONG’s como Save The Children, bancos multilaterales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo y centros de pensamiento independiente como el Centro para el Desarrollo Global, han producido documentos orientadores para la reapertura de escuelas, de forma segura, durante el covid, realizando importantes esfuerzos por integrar los resultados de investigaciones con la identificación de buenas prácticas. Al final dejo algunos links para los que deseen profundizar en las estrategias y condiciones de reapertura.

Adelanto algunos puntos clave a ser considerados. La estrategia de reapertura debe ser diseñada y ejecutada por un equipo de epidemiólogos y educadores (no pueden actuar por separado) que evalúen y ponderen las implicaciones sanitarias y educativas de la estrategia de reapertura y así lograr un balance entre seguridad sanitaria y condiciones para la enseñanza y el aprendizaje.

Las condiciones para la reapertura pueden diferir de una escuela a otra y no en todos los casos será procedente o viable reabrir. Esto implica que la estrategia sea flexible para que unas escuelas o algunos grados reinicien, mientras que otras deban postergarlo. Las escuelas rurales podrían tener condiciones favorables para la reapertura (poco más del 40% de las escuelas del país son rurales).

Los requerimientos de distanciamiento social e higiene implicarán que solo una parte de los alumnos podría asistir cada día (probablemente menos de la mitad) y los horarios deberán ser escalonados para evitar congestionamiento en la entrada, salida y espacios comunes. Esto obligaría a una modalidad de estudio semi-presencial, que requiere tener una estrategia clara de aprovechamiento del tiempo en la escuela y apoyos adecuados para la continuidad del aprendizaje en casa.

Adicionalmente, se requiere una evaluación de las condiciones de los docentes y directivos en cada escuela. En algunos paises latinoamericanos, 23% de los docentes y 41% de los directores se encuentran dentro de la población vulnerable, pues tienen más de 60 años o condiciones de salud prexistentes. Esto representa un reto importante para la reapertura.

Dentro de las estrategias de apertura podría ser necesario también determinar y dar prioridad a unos grados sobre otros. Algunos países, por ejemplo, reiniciaron con los alumnos que están culminando su bachillerato. Otros priorizaron los alumnos de los primeros grados porque son quienes menos pueden aprovechar el aprendizaje a distancia. Otros no comenzaron por grados sino que lo hicieron por instituciones, iniciando por las escuelas rurales o por las escuelas especiales. En síntesis, hay varias formas de reiniciar, nos corresponde estructurar la nuestra.

Cualquiera que sea la estrategia debe diseñarse y ejecutarse en diálogo y coordinación con docentes, padres y alumnos, con una política comunicacional adecuada, atendiendo a las expectativas, dificultades y temores de cada actor.

Y finalmente, hay que decir que el plan requiere de recursos. La mayoría de las escuelas requerirán inversiones para lograr mínimas condiciones sanitarias seguras.

Lograr que nuestros estudiantes vuelvan a sus escuelas, aunque sea un día a la semana y darles la posibilidad a los docentes de retomar el liderazgo educativo, puede significar la diferencia entre el contacto con la cultura universal y el aislamiento y la ignorancia para toda una generación.

Si como sociedad comprendemos y aceptamos las consecuencias negativas que significa mantener fuera de las escuelas a los niños del presente, entenderemos la importancia de reabrir las escuelas, a pesar de la magnitud de los obstáulos y las profundas carencias económicas e institucionales de nuestro país. Si tomamos la decisión de construir una ruta segura para la reactivación escolar, estoy convencido de que podremos hacerlo. Pero hay que decidirse y actuar, pues están en juego el porvenir y el bienestar de ésta y nuestras nuevas generaciones.

Guía para el regreso seguro a la escuela. Oficina de las Naciones Unidas de Coordinación de Asuntos Humanitarios https://reliefweb.int/report/world/safe-back-school-practitioner-s-guide

Planificando la reapertura de las escuelas y recuperación post covid19. Center for Global Development https://www.cgdev.org/publication/planning-school-reopening-and-recovery-after-covid-19

Estrategia de reapertura de escuelas durante  durante covid19. Banco Interamericano de Desarrollo https://publications.iadb.org/es/estrategias-de-reapertura-de-escuelas-durante-covid-19

Covid19 y el costo de cerrar las escuelas.  Psacharopoulos, G.; Patrinos, H.; Collis, V. y Vegas E. (2020) https://blogs.worldbank.org/es/education/el-costo-del-covid-19-ocasionado-por-el-cierre-de-escuelas

Escuelas en tiempos de covid19: aspectos de salud. Swartling, S en Safe school operations (UNICEF) https://en.unesco.org/events/joint-unesco-unicef-world-bank-webinar-series-reopening-schools

Simulación del impacto potencial del cierre de las escuelas por covid19 en la escolaridad y el aprendizaje

lunes, junio 05, 2017

La migración de alumnos no fue del privado al público, sino del público a la calle

En junio 2016  -hace un año-  escribía para Prodavinci.com y reportaba que “Hay hambre en las Escuelas” era una situación que los docentes comenzábamos a comprender en toda su magnitud y atender según nuestras capacidades. Abrimos las escuelas en vacaciones con el programa Escuelas Solidarias para alimentar a nuestros alumnos con riesgo nutricional, aprendimos a medir la circunferencia del brazo de nuestros alumnos para determinar riesgo nutricional. La alimentación ya no era solo un tema más a enseñar que encontrábamos en nuestros libros, sino que se ha convertido en uno de los factores más determinantes de la realidad de nuestras escuelas, afectándola en sus raíces y posibilidades.

En el mes de marzo pasado hicimos un censo, entrevistamos a 5.432 estudiantes de 6to grado y 429 docentes de 510 de nuestras escuelas estadales. Los resultados son abrumadores. La escasez de alimentos, el costo del transporte, la inseguridad y los salarios de hambre de docentes, obreros y administrativos han trastocado dramáticamente el día de clase.

El 38% de los alumnos dice que se acuestan a dormir con hambre y el 74% tiene temor a quedarse sin comida en casa. Tenemos familias (14%) que no envían a sus hijos a la escuela cuando no han podido comer en casa, los dejan durmiendo para el ahorro de energía. Cuando es el día de buscar comida el 38% de los alumnos falta a la escuela para acompañar a sus padres y ayudar a proveerse. Cuando los alumnos van a la escuela muchas veces se encuentra que su maestra no está, el 58% de los docentes reporta faltar semanalmente a su trabajo por buscar alimentos. El hambre y la escasez rompieron la rutina escolar y con ello el clima de aprendizaje y progreso necesarios.

Junto a los problemas de alimentación la situación de inseguridad ha alcanzado niveles realmente preocupantes, mientras en 2016 el 8% de los maestros reportaban situaciones de enfrentamiento entre bandas o tiroteos en el entorno escolar, este año 35% reporta afectación por esa causa. La violencia delincuencial se ha convertido en un factor significativo en la asistencia o no a clases.

Como resultado del hambre y la violencia estamos experimentando una pérdida significativa de alumnos que son retirados o han abandonado la escuela, esta es una situación tan grave como novedosa. En Venezuela no habíamos logrado que el sistema escolar creciese en cantidad y calidad necesarias para incorporar a la totalidad de nuestros niños y adolescentes, pero perder a los alumnos que ya teníamos en el sistema es una situación que nunca se había presentado en esta magnitud. En nuestras escuelas perdimos el 8% de nuestros alumnos de preescolar y primaria y el 13% de los estudiantes de bachillerato. Estamos hablando de más de 10mil estudiantes que abandonaron las escuelas de Miranda durante este año escolar. El incremento de niños y adolescentes deambulando en las calles no es casual, se corresponde con lo que hemos constatado en el censo.

Si se proyectan las cifras de abandono escolar a nivel nacional, estaríamos hablando de que más de 500mil alumnos en edad escolar abandonaron su escuela, engrosando la cifra que la encuesta ENCOVI 2014 había estimado en 1millón de niños y adolescentes excluidos. Hoy podría ascender a 1.5 millones.

En agosto y septiembre del año pasado mucho se habló sobre la posible migración de alumnos del sector privado al público debido al incremento de los costos, sin embrago lo que parece haber sucedido es que 500mil niños y adolescentes migraron de la escuela pública a la calle.

Si el futuro del País se parece al presente de nuestras escuelas, las cosas no se ven bien. Urge entonces el fortalecimiento de todo el sistema escolar, especialmente el programa de alimentación (31% de los alumnos dice que la semana anterior hubo al menos un día en el que sólo comió comida en su escuela) y el salario de los docentes, quienes son la columna vertebral de las escuelas y pieza fundamental en el cumplimiento de la labor de protección, educación y desarrollo de las nuevas generaciones.







viernes, noviembre 04, 2016

Nuestras escuelas y los rostros de la crisis humanitaria: resultados de una encuesta

Pocas semanas antes de iniciar el año escolar compartimos en varias asambleas que éste sería el reinicio de clases más difícil de nuestra historia contemporánea, las circunstancias económicas y la conflictividad social así lo indicaban. Se alertaba sobre el posible abandono escolar por parte de niños de familias empobrecidas, o sobre la migración de alumnos del sector privado al público, como consecuencia de las altas mensualidades. Hoy queremos compartir un primer análisis del rostro de nuestras escuelas a un mes del inicio de clases.

La tercera semana de Octubre visitamos 198 escuelas estadales, distribuidas en todos los municipios mirandinos, escuelas grandes y pequeñas, rurales y urbanas, entrevistamos a sus directivos, a la maestra y a los alumnos de 6to grado. Les preguntamos sobre su situación personal y la de la escuela, queríamos saber si la crisis de alimentación se mantenía en términos similares a los que nos reportaron en el pasado mes de julio, o si las inscripciones o índices de asistencia se había modificado. Pudimos confirmar que las carencias se mantienen, pero un nuevo problema aparece con fuerza: el abandono escolar.

En promedio, la matrícula estudiantil en nuestras escuelas cayó en 9%, lo que significa que en Miranda más de 11 mil niños y adolescentes no se inscribieron en las escuelas este nuevo año escolar. Si proyectamos este índice a nivel nacional podríamos estar hablando de más de 500 mil nuevos excluidos. Y el problema no termina aquí, porque una cosa es inscribirse y otra muy distinta es asistir. Cuando le preguntamos a los directivos sobre los índices de asistencia, nos reportaron que solo estaba asistiendo el 58% de los estudiantes, es decir que el 42% no asiste regularmente a la escuela, hablamos de 50 mil inasistentes en Miranda y la cifra nacional superaría los 2,4 millones. 

Es cierto que algunas familias de colegios privados migraron al sector público, pero la migración más significativa ocurrió desde el sector público hacia la calle. Una verdadera catástrofe social.

Las razones del abandono escolar y de la inasistencia son múltiples. Para una familia que tiene que usar todos sus ingresos (literalmente todos) en alimentos y salud, es cuesta arriba pagar uniformes, libros y útiles. El costo del transporte y el disminuido parque de buses también dificulta enormemente la asistencia, asimismo los factores asociados a la alimentación siguen afectando a familias, niños y docentes. Niños que faltan por acompañar a sus padres a buscar comida (36%), niños que no van a la escuela si no funciona el programa de alimentación (16%), maestros que faltan a su trabajo por ir a buscar comida (65%) y las dificultades operativas que tiene el Programa de Alimentación escolar víctima de la escasez y la falta de presupuesto.

La situación de alimentación se mantiene a nivel de crisis humanitaria. El 4% de los niños reporta comer una vez al día y el 23% dos veces al día; mientras que el 3% de las maestras dice comer una vez al día y el 39% dos veces. El 43% de los alumnos dice acostarse a dormir con hambre y algo terrible es que el 81% ha sentido temor a quedarse sin comida en casa.

El otro factor que cada vez afecta más a las escuelas es la inseguridad. El 33% de los maestros reporta no sentirse seguro mientras está en la escuela, el 44% ha vivido algún hecho que atenta contra su seguridad, y cuando se le pregunta sobre los hechos, el 8% habla de enfrentamientos entre bandas, 10% ha vivido de cerca algún secuestro, el 23% tiene algún familiar o amigo asesinado y el 24% ha sido víctima de robos. Solo entre Julio y Octubre más de 110 escuelas han sido víctimas de hurtos importantes que las han privado de sus equipos de cocina, pedagogía y oficina.

Las medidas para atender esta situación son tan urgentes como difíciles, pues los niños, docentes y escuelas están sufriendo las consecuencias de un modelo político económico colapsado, sin embargo nosotros, los educadores, no podemos cruzarnos de brazos a observar o lamentar lo que acontece, estamos obligados a tomar todas las iniciativas y acciones que estén a nuestro alcance para recuperar los estudiantes que nos han abandonado y mantener a las escuelas como espacios de protección, desarrollo y aprendizaje de nuestros niños y adolescentes.


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Hay que eliminar las barreras de ingreso a la escuela, por pequeñas que sean. Tenemos que aceptar a nuestros alumnos sin uniforme, sin útiles y sin libros. Por duro que suene, mejor está un niño descalzo en la escuela que en la calle. Y no es suficiente con no exigir estas condiciones a los estudiantes y a sus familias, hay que ir a su búsqueda y encuentro, conversar el tema, porque la ausencia también tiene una dimensión de dignidad. No es fácil para una madre (ni para el niño) enviar a su hijo “incompleto” para la escuela, hay que hablar con ella, con los maestros, con los compañeros, explicar lo que sucede y promover la asistencia y el encuentro. Juntos tenemos más posibilidades de enfrentar y contener con éxito la crisis humanitaria desde nuestras escuelas.

domingo, julio 31, 2016

Vayan, escojan su difícil, tengan personalidad, acierten con la gente y supérennos

Palabras a la promoción de Licenciados en Comunicación de la Universidad Monteavila
28 de Julio 2016

Queridos graduandos, en nombre de sus padres quiero compartir algunas reflexiones

Difícil quedarse, difícil irse, escoge tu difícil
Hace poco más de 100 años, Samuel McGill, mi bisabuelo de origen chileno, tomó la difícil decisión de aceptar la invitación del General Gómez para fundar y dirigir la Academia Militar de Venezuela; años después su hijo, mi Tío Abuelo Julio McGill, miembro de la generación del 28, tomó la difícil decisión de formar parte del intento de derrocar a Gómez y se embarcó en el Falke para luego terminar preso en La Rotunda. Fallada la intentona, mi abuela Fina McGill y sus hermanas tomaron la difícil decisión de exilarse en España, en dónde se enamoró y casó con mi abuelo Ernesto Maragall, cuando justamente en 1936 estallaba la guerra civil española. Así que tomaron la difícil decisión de emigrar a Venezuela. Años después decidieron volver a España y mi padre Julio Maragall tomó la difícil decisión de quedarse sin sus padres en Venezuela. Comenzando los 80 a mi me correspondió tomar la difícil decisión de estudiar educación en un país donde el educador no es valorado y ejercer mi profesión en los años del viernes negro, caracazo, golpes, revolución y polarización.

Hoy a Uds -nuestros hijos- les corresponde tomar sus propias decisiones difíciles.

La historia de mi familia es simplemente una más, seguro que las familias de cada uno de Uds están llenas de decisiones difíciles.

Sí, la vida es difícil, siempre lo ha sido, pero se puede vivir con plenitud y ser felices. 
Nunca le reclamen a la historia el tiempo que les tocó vivir, asuman su difícil y luchen por su proyecto de vida.

Tengan personalidad y carácter
La segunda reflexión comienza con una anécdota familiar.
Desayunando con uno de mis hijos cuando contaba solo con 6 años me preguntó:
- ¿Papá qué es personalidad?
- ¿Dónde lo escuchaste?
- Es que me dijeron que tenía que tener más personalidad

Le dije entonces que tener personalidad era saber lo que es bueno y lo que no lo es, lo que consideras correcto y lo que no lo es, y actuar en consecuencia, haciendo lo que tu consideras bueno y correcto. No dejarte llevar.

El me respondió: Sí, yo si tengo personalidad
Inmediatamente cambió su cara como pensando y dijo: 
- Bueno, a veces no tanto
- ¿y por qué no? pregunté
- es que a veces hago lo que me dice mi maestra…

Sí, sus maestros, profesores y sus padres hemos pasado todos estos años tratando de forjar en Uds una personalidad y carácter, a veces haciéndolos hacer cosas que no querían. Ese tiempo pasó. Ahora les toca hacer lo que Uds consideran correcto, su padres y profesores quedamos si acaso como consulta. Las decisiones son de Uds.

Según mi experiencia en los primeros años de vida profesional –créanme- la sociedad los va a probar, les van a hacer todo tipo de propuestas y tendrán que elegir entre muchos caminos. Estén a la altura, muestren personalidad y carácter.

Acertar con la gente
Ahora quisiera hacerles una reflexión como generación. Se respiran tiempos de cambio en una Venezuela que vive un modelo agotado y viene a mi memoria una afirmación que hace 30 años le escuché a un político que ha detentado los más altos cargos en el actual gobierno.

El decía:  Es mejor errar con la gente que acertar sin ella.

Esta sentencia me revolvió siempre el estómago por la irresponsabilidad implícita del líder que, a pesar de contar con información, formación y experiencia, prefiere complacer a la gente que se equivoca antes que iniciar un debate franco o asumir una tediosa y riesgosa labor de pedagogía social. Pero hay que dejar bien claro que aquí durante ya casi 20 años se “erró con la gente”. Una gran mayoría de venezolanos acogió este proyecto País como suyo y se subieron en ese tren con la esperanza y confianza de viajar a un destino deseado. El tren llegó a una Venezuela infernal, pero el viaje fue en grupo.

Ahora a uds les toca “acertar con la gente”, es la ruta más difícil, pero parece ser la única que conduce a una Venezuela deseada y posible. En los 90´s cuando uds apenas nacían o estaban por nacer en Venezuela intentamos acertar, pero sin la gente y fracasamos. No repitan nuestros errores.

Mensaje sobre las mujeres y la profesión
Nuestra sociedad sostiene una lucha permanente por la igualdad y la no discriminación en muchos ámbitos y como educador no puedo dejar pasar esta oportunidad sin referirme a la discriminación de la mujer.

Necesitamos mujeres que destaquen en lo profesional y funden familias integras. Pero el peso y la fortaleza de una familia no puede recaer sólo en los hombros de las mujeres. El equilibrio de lo personal, lo familiar y lo profesional nos corresponde a todos.

No dejen que nunca nadie les haga sentir que Uds. no pueden ser grandes profesionales. Porque no solo sabemos que si pueden, sino que la sociedad necesita que puedan.

Créanme que se puede hacer, soy testigo y  conozco desde hace más de 30 años a una mujer que es excelente profesional, extraordinaria madre y mejor esposa.

Así que vayan, escojan y asuman su difícil, tengan personalidad, acierten con la gente y supérennos. Nada nos hará sentir más orgullosos que saber que uds llegaron más lejos.