Educador
Secretario de Educación de Miranda
Director de Escuela
Corredor
Montañista

domingo, julio 31, 2016

Vayan, escojan su difícil, tengan personalidad, acierten con la gente y supérennos

Palabras a la promoción de Licenciados en Comunicación de la Universidad Monteavila
28 de Julio 2016

Queridos graduandos, en nombre de sus padres quiero compartir algunas reflexiones

Difícil quedarse, difícil irse, escoge tu difícil
Hace poco más de 100 años, Samuel McGill, mi bisabuelo de origen chileno, tomó la difícil decisión de aceptar la invitación del General Gómez para fundar y dirigir la Academia Militar de Venezuela; años después su hijo, mi Tío Abuelo Julio McGill, miembro de la generación del 28, tomó la difícil decisión de formar parte del intento de derrocar a Gómez y se embarcó en el Falke para luego terminar preso en La Rotunda. Fallada la intentona, mi abuela Fina McGill y sus hermanas tomaron la difícil decisión de exilarse en España, en dónde se enamoró y casó con mi abuelo Ernesto Maragall, cuando justamente en 1936 estallaba la guerra civil española. Así que tomaron la difícil decisión de emigrar a Venezuela. Años después decidieron volver a España y mi padre Julio Maragall tomó la difícil decisión de quedarse sin sus padres en Venezuela. Comenzando los 80 a mi me correspondió tomar la difícil decisión de estudiar educación en un país donde el educador no es valorado y ejercer mi profesión en los años del viernes negro, caracazo, golpes, revolución y polarización.

Hoy a Uds -nuestros hijos- les corresponde tomar sus propias decisiones difíciles.

La historia de mi familia es simplemente una más, seguro que las familias de cada uno de Uds están llenas de decisiones difíciles.

Sí, la vida es difícil, siempre lo ha sido, pero se puede vivir con plenitud y ser felices. 
Nunca le reclamen a la historia el tiempo que les tocó vivir, asuman su difícil y luchen por su proyecto de vida.

Tengan personalidad y carácter
La segunda reflexión comienza con una anécdota familiar.
Desayunando con uno de mis hijos cuando contaba solo con 6 años me preguntó:
- ¿Papá qué es personalidad?
- ¿Dónde lo escuchaste?
- Es que me dijeron que tenía que tener más personalidad

Le dije entonces que tener personalidad era saber lo que es bueno y lo que no lo es, lo que consideras correcto y lo que no lo es, y actuar en consecuencia, haciendo lo que tu consideras bueno y correcto. No dejarte llevar.

El me respondió: Sí, yo si tengo personalidad
Inmediatamente cambió su cara como pensando y dijo: 
- Bueno, a veces no tanto
- ¿y por qué no? pregunté
- es que a veces hago lo que me dice mi maestra…

Sí, sus maestros, profesores y sus padres hemos pasado todos estos años tratando de forjar en Uds una personalidad y carácter, a veces haciéndolos hacer cosas que no querían. Ese tiempo pasó. Ahora les toca hacer lo que Uds consideran correcto, su padres y profesores quedamos si acaso como consulta. Las decisiones son de Uds.

Según mi experiencia en los primeros años de vida profesional –créanme- la sociedad los va a probar, les van a hacer todo tipo de propuestas y tendrán que elegir entre muchos caminos. Estén a la altura, muestren personalidad y carácter.

Acertar con la gente
Ahora quisiera hacerles una reflexión como generación. Se respiran tiempos de cambio en una Venezuela que vive un modelo agotado y viene a mi memoria una afirmación que hace 30 años le escuché a un político que ha detentado los más altos cargos en el actual gobierno.

El decía:  Es mejor errar con la gente que acertar sin ella.

Esta sentencia me revolvió siempre el estómago por la irresponsabilidad implícita del líder que, a pesar de contar con información, formación y experiencia, prefiere complacer a la gente que se equivoca antes que iniciar un debate franco o asumir una tediosa y riesgosa labor de pedagogía social. Pero hay que dejar bien claro que aquí durante ya casi 20 años se “erró con la gente”. Una gran mayoría de venezolanos acogió este proyecto País como suyo y se subieron en ese tren con la esperanza y confianza de viajar a un destino deseado. El tren llegó a una Venezuela infernal, pero el viaje fue en grupo.

Ahora a uds les toca “acertar con la gente”, es la ruta más difícil, pero parece ser la única que conduce a una Venezuela deseada y posible. En los 90´s cuando uds apenas nacían o estaban por nacer en Venezuela intentamos acertar, pero sin la gente y fracasamos. No repitan nuestros errores.

Mensaje sobre las mujeres y la profesión
Nuestra sociedad sostiene una lucha permanente por la igualdad y la no discriminación en muchos ámbitos y como educador no puedo dejar pasar esta oportunidad sin referirme a la discriminación de la mujer.

Necesitamos mujeres que destaquen en lo profesional y funden familias integras. Pero el peso y la fortaleza de una familia no puede recaer sólo en los hombros de las mujeres. El equilibrio de lo personal, lo familiar y lo profesional nos corresponde a todos.

No dejen que nunca nadie les haga sentir que Uds. no pueden ser grandes profesionales. Porque no solo sabemos que si pueden, sino que la sociedad necesita que puedan.

Créanme que se puede hacer, soy testigo y  conozco desde hace más de 30 años a una mujer que es excelente profesional, extraordinaria madre y mejor esposa.

Así que vayan, escojan y asuman su difícil, tengan personalidad, acierten con la gente y supérennos. Nada nos hará sentir más orgullosos que saber que uds llegaron más lejos.








domingo, julio 10, 2016

Contar lo que nos pasa: testimonio de nuestras maestras

1
Hace unas semanas, mientras hablaba sobre la situación social venezolana con un amigo que vive en el exterior, él me interrumpió con este señalamiento: “Juan, estaba casi cronometrando el tiempo que transcurriría antes de que comenzaras a hablarme de los problemas del país, la gente de Venezuela tiene como la urgencia de contar lo que les pasa…”

Aquel día caí en cuenta de que para algunos contar lo que nos pasa a veces es el único recurso que nos queda para defender la dignidad. Denunciar lo indigno de las circunstancias que vivimos es una forma de no aceptarla, de rechazarla: un intento de cambiarla o (al menos y como último recurso) dejar una evidencia de esa injusticia. Cuando tu drama tiene un testigo que te comprende, que te acompaña y que de alguna manera se solidariza contigo, tu dignidad puede seguir en pie.

El drama en soledad hiere mortalmente la dignidad.

2
Hoy estoy obligado dejar evidencia y testificar lo que viven algunas de nuestras maestras de las escuelas públicas, mujeres que se han forjado a pulso durante años estudiando, levantando hogares con rol simultáneo de madre y padre, al mismo tiempo formando y ayudando a nuestros niños y a las familias más necesitadas a abrirse camino en la vida y hacerlo desde la educación, desde la formación, desde la escuela.

En el habitual desorden y clima de informalidad que hay al finalizar una asamblea, se me acercó una maestra a conversar. Cuando supe dónde trabajaba le di el pésame por una compañera que fue asesinada recientemente durante un enfrentamiento entre bandas mientras visitaba a su mamá en Valles del Tuy. Cuando comentábamos las tristezas y complicaciones que implicó llevar su cuerpo de vuelta a Barlovento para poder velarla, me tomó del brazo y me llevó a un rincón buscando algo de privacidad. Entonces me dijo: “Profe, es que no quiero que mis compañeras me vean así. Yo para ellas soy su fortaleza y fuente de ánimo… usted sabe. Necesito que me ayude, porque nunca pensé que me atrevería a contarle a alguien esto que me pasa”.

Además de sufrir la muerte de su compañera, esta maestra me confesó que su hija desempleada está embarazada y, además, tiene un hijo con discapacidad. Y es viuda porque hace dos meses asesinaron a su esposo para robarle la moto mientras llevaba a su niño a la escuela. “Era un buen hombre y sustento del hogar”, me dijo. “Siempre estaba pendiente de su muchacho especial, pero la violencia y el hambre nos están matando”.

Entonces le pedí que me enviara un correo electrónico para poder iniciar algunas gestiones formales de apoyo y ella me dijo que lo haría en la noche.
3
“Muy señor mío,
Por medio de  la presente me dirijo a ustedes para recordarle que hoy en horas de la tarde le planteé una situación personal que me aqueja. Deseo con todas mis fuerzas continuar desarrollando mi labor con la experiencia que ello supone. Hace poco participé en el concurso de ascenso [concurso para ascender a directivo], logrando una buena calificación, por lo cual no quiero que el problema familiar y económico que estoy presentando se convierta en una traba para mí y es por ello que le pido esto. Tengo a mi cargo a mi hija, quien acaba de quedar viuda con seis meses de embarazo, y a mis cuatro nietos, de los cuales dos están estudiando: uno segundo y el otro cuarto grado, además del niño con discapacidad auditiva que también estudia. Sé que usted conoce perfectamente el sueldo que tengo, pero sin embargo adjunto mi recibo de pago”

La maestra, junto con su carta, me adjuntó su recibo de pago: sus ingresos mensuales son de 15 mil bolívares, más 12 mil bolívares en ticket de alimentación. Con esa cantidad ella tiene que hacerle frente a una canasta básica familiar que ya se estima en 300 mil bolívares. Es decir: 10 veces más que sus ingresos. Y me siguió explicando:

 “de no ser por este momento tan difícil que hoy estamos viviendo, aunado a la tragedia familiar, yo no le molestaría. Estoy segura de que usted sabe entender mis necesidades y abogará por ellas. Soy docente desde hace 21 años, con 19 años en la gobernación de Miranda. Me encuentro cursando un posgrado en gerencia educativa del cual sólo me falta presentar la tesis y, por estos momentos, la suspendí para dedicarme por entero a la familia”
4
Ojalá esta historia que comparto hoy fuese un caso aislado, una excepción, el infeliz azar atravesado en la vida de una persona. Pero en realidad es apenas una muestra de la realidad que atraviesa el pueblo venezolano y, en particular, nuestras maestras.

Con este post quiero hacer algo que vaya más allá de contar lo que nos pasa. Quiero dar mi reconocimiento público a la entereza de nuestras mujeres y maestras para enfrentar gigantescas dificultades personales y profesionales mientras mantienen en pie dos instituciones tan fundamentales como la familia y la escuela.

Por ustedes bien vale la pena seguir luchando por un cambio en nuestro país. Y con ustedes vamos a fundar familias y a construir las escuelas donde ya crece otra Venezuela.