Educador
Secretario de Educación de Miranda
Director de Escuela
Corredor
Montañista

martes, enero 17, 2006

Estoy donde quiero estar

Releyendo cosas que escribí cuando tenía 17 años, me di cuenta que siempre pensé que el secreto de un gran Colegio estaba en reunir a la gente buena, que lejos de lo que muchos piensan, sí existen docentes competentes y con vocación.

Hoy cuando camino por el Colegio veo que estoy donde quiero estar, porque estoy acompañado de la gente con la que siempre quise ser maestro, estoy en un lugar en el que se pueden encontrar prácticamente todas la virtudes y características que uno necesita para conformar un gran institución educativa. Pero, aunque siento que llegué al Colegio en el que un día soñé trabajar, hay una paradoja en todo esto, porque cuando se llega al lugar deseado muchas veces la primera sensación que se tiene es la de estar extraviado.

Robert Peary , primer explorador en llegar al Polo Norte, escribía “para nosotros habían desaparecido el Este, el Oste y el Norte, sólo una dirección quedaba, la del Sur. Cualquier viento que soplara era viento Sur. Un día y una noche componían un año completo... de haber permanecido allí habríamos podido observar cómo los estrellas giraban en el cielo siempre a la misma distancia del horizonte...” A veces me siento igual que Peary, no se hacia dónde mirar, hacia dónde dirigirme, cómo interpretar la nueva realidad a la que pertenezco, qué sentido tiene nuestro trabajo, nuestro Colegio.

Se que el colegio tiene sentido para cada alumno
Se que el colegio tiene sentido para la vida profesional de cada uno de nosotros
Pero, cuál es el sentido del Colegio como institución, para qué existimos hoy en la Caracas de principio del siglo XXI, qué espera el País de nosotros. Para qué llegamos hasta aquí.

Tengo meses pensándolo y creo que nuestro papel es mostrale al País “que tan bueno se puede llegar a ser”. Si, pienso que la idea es que cuando alguien entre por aquella puerta vea “que tan bueno puede ser un colegio”.

Como Carlos Coste con la profundidad, Simón Díaz con las tonadas o el Proyecto Cumbre alcanzando las cimas de todos los continentes. Que cuando la gente los ve piensa que no todo el mundo puede sumergirse tan profundo, cantar tonadas tan hermosas o subir tan alto, pero que si todos pudiéramos quisiéramos ser como ellos...

Que cuando alguien diga, quisiera ver qué tan buena puede ser una planificación, una clase, un informe de preescolar, un proyecto de aula o un spelling bee, simplemente pueda tomar una muestra de lo que aquí se hace.

Que cuando alguien diga cómo es el mejor coordinador o coordinadora, cómo es la forma más eficiente de administrar un colegio, como es que funciona un buen equipo deportivo escolar, cómo es que suena una buena coral, cómo es una buena feria de arte, simplemente venga a nuestro colegio...

Pero claro, esto es un reto, un compromiso, una presión, un peso sobre nosotros. Porque cuando entras por esa puerta, aunque te gusta lo que ves, no siempre podemos decir que hemos logrado ser lo mejor que se puede llegar a ser. La brecha entre lo que somos y lo que debemos ser parece gigantesca.

Pero hoy no quisiera que viéramos esa brecha con miedo, con angustia, como un reclamo, con rabia o pesimismo, quisiera que cuando sintamos que el colegio que queremos ser esta lejos, nos sintamos como un grupo de montañistas, parados frete a un reto imponente, gigantesco, pero con la emoción de enfrentarlo juntos, con la certeza de que vamos a poner todo de nuestra parte y con la ilusión de que algún día llegaremos a la cima... siempre juntos, como maestros.

No hay comentarios.: