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jueves, mayo 01, 2014

Aportes a Ley de Educación: quienes serán nuestros maestros?

 Publicado en Tal Cual - Julio 2009

En asuntos educativos hay pocos temas en los que se pueda encontrar tanto consenso. La experiencia de cualquiera que haya sido alumno, el sentido común de cualquier madre, padre o representante, el director de escuela más experimentado y las investigaciones internacionales sobre sistemas educativos exitosos coinciden en esto. Una buena educación depende de un buen maestro.

Es difícil opinar sobre un proyecto de ley cuyo texto no es de dominio público, sin embargo, dada la relación de dependencia que ha mostrado el legislativo del ejecutivo, es de esperar que las opiniones y especialmente las acciones del Ministro de Educación pueden marcar pautas en lo que aparecerá en él. Ante esta posibilidad, urge alertar.

Durante los últimos 9 años El Ministerio de Educación ha privilegiado los mecanismos de designación discrecional (a dedo) de cargos docentes, dejando a un lado los mecanismos institucionales establecidos en el Reglamento del Ejercicio

de la Profesión Docente, es decir no ha realizado concursos ni de ingreso ni de ascenso. Lo que ha resultado en una gigantesca cantidad de docentes suplentes (o interinos) y de directores encargados (todos de libre remoción). Esta práctica comienza a fabricarse su propio marco legal con las resoluciones 03 y 04 del MPPE en enero de este año y en el articulado de la nueva convención colectiva en donde establecen que para ser docente primero se debe ser suplente (o interino)... sin concursar, es decir sin verificar transparentemente si hay alguien más competente y mejor formado para ocupar ese cargo. Regresando así a la designación de docentes con criterios personalistas y/o político-partidistas.

Es cierto que incluyeron un proceso de evaluación del desempeño como insumo para la decisión (vale el aporte), pero la última palabra se toma en una oficina, a puertas cerradas y con criterios no verificables. Vieja práctica que ha mantenido a nuestra educación como una de las más deficientes de Latinoamérica. En 1991 cómo País comenzábamos a enseriarnos con el tema poniéndole coto a la discrecionalidad a través de los concursos. Ahora todo indica que estamos regresando a esas malas prácticas (malas para nuestros niños y adolescentes).

Los concursos no son el único mecanismo valido de asignación de cargos, pero si son la herramienta más transparente e institucional con la que contamos y no podemos darnos el lujo de desecharlos regresando al dedo como mecanismo para designar maestros. La calidad de nuestras escuelas está en juego y la posibilidad de que nuestros niños y adolescentes salgan de la pobreza se desvanece.

Nuestra constitución es clarísima en su artículo 104 al referirse a los docentes “… El ingreso, promoción y permanencia en el sistema educativo, serán establecidos por ley y responderá a criterios de evaluación de méritos, sin injerencia partidista o de otra naturaleza no académica”

Necesitamos una ley de educación que garantice mecanismos transparentes de ingreso como punto de partida para elevar en nivel de nuestros docentes. Para entonces atender el tema del estímulo y valoración del docente como servidor público, tema que requiere un desarrollo que excede esta oportunidad-

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