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martes, julio 15, 2014

Juan Maragall responde 3 preguntas: 1,73 millones de jóvenes venezolanos no estudian ni trabajan

Publicado en Prodavinci..com 15/07/2014

El pasado jueves 10 de julio los investigadores Anitza Freitez, Gerardo Correa, María Di Brienza, Jeaneth Fernández, María Gabriela Ponce y Genny Zúñiga presentaron los resultados de la Encuesta Nacional de Juventud 2013, que forma parte del proyecto La juventud venezolana como protagonista de la democracia, llevado a cabo por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Allí se aplicó una encuesta nacional de 168 preguntas a 4022 jóvenes, con edades comprendidas entre los 15 y 29 años. Entre los resultados que más sorprenden de este estudio está que 23% de la población encuestada (casi 1,73 millones) ni trabaja, ni estudia. Y, de esa cifra, un 20% son adolescentes con edades comprendidas entre 15 y 19 años. Juan Maragall, Secretario de Educación del estado Miranda, responde tres preguntas sobre esta problemática.
1. ¿Cuáles son las implicaciones de que más de 1,7 millones de jóvenes se encuentren doblemente excluidos en esa condición?
Para que tengamos una idea de la magnitud del problema, los 900 mil adolescentes desescolarizados podrían llenar 20 veces el Estadio Universitario de Caracas. La exclusión de adolescentes y jóvenes del sistema educativo es el problema social más complejo que tiene Venezuela: es una bomba de profundidad. El adolescente excluido no sólo tiene –y tendrá– importantes limitaciones para su desarrollo personal y el alcance de un proyecto de vida, sino que además genera graves problemas en su entorno familiar y comunitario. Lo que explica en buena media los niveles delictivos y el deterioro de la convivencia que estamos experimentando en el país. Por no hablar de trabajo, innovación y progreso.
2. ¿Conocía esa tendencia? ¿Cree que es una problemática de vieja data?
Desde el punto de vista escolar, este problema lo estamos advirtiendo desde hace más de 10 años por la crisis de la educación media, no sólo en su currículum y desempeño sino en algo tan simple como la ausencia de liceos. En Venezuela tenemos cerca de 28.000 instituciones escolares y en apenas 5.000 de ellas se puede estudiar algún nivel de bachillerato. Eso significa que en más de 20 mil escuelas, cuando nuestros niños terminan el sexto grado, tienen que tomar una decisión difícil: abandonas tu comunidad para continuar la escolaridad o abandonas la escolaridad para quedarte en tu comunidad. La mayoría de las veces optan por lo segundo… o más bien se impone lo segundo, porque cuando no hay alternativas no se puede hablar de opción.
Entonces, nuestras niñas y niños de 12 años se enfrentan a inimaginables barreras para llegar a un liceo: la distancia, los costos, la violencia y la discriminación aparecen en su camino justo en la etapa de la vida cuando estás menos preparado para enfrentarlo. El punto de quiebre de nuestro sistema educativo está ahí, entre sexto grado y primer año, cuando todavía no sabes si eres niño o joven.
3. ¿Cómo cree que pudiera cerrarse esa brecha?
En primer lugar hay que invertir en la calidad de los liceos, sus profesores, la dotación, la infraestructura y el mantenimiento. El liceo debe ser el lugar más interesante y atractivo para el adolescente. Y hoy no lo es.
Si al diagnóstico que nos presenta la UCAB le agregamos los resultados de las pruebas del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, pro sus siglas en inglés) aplicadas en Miranda en 2010, encontramos por ejemplo que el 80% de los adolescentes tiene niveles de desempeño en Matemáticas por debajo del mínimo esperable para su edad. La calidad de nuestros liceos no responde a las expectativas de nuestros adolescentes ni a las del país. La respuesta al adolescente desescolarizado, o al potencial desertor, debe ser un buen liceo.
Durante los últimos 15 años, el bachillerato ha sido abandonado. No hay políticas para el estímulo ni para la formación de profesores especialistas. Más bien al contrario: hay prácticas de desestímulo y discriminación. La inversión en dotación y mantenimiento es casi nula y las opciones de nuestros adolescentes se han reducido a tres palabras: moto, pistola y misión. La primera te da libertad de movimiento, la segunda poder y la tercera una inclusión clientelar. Ninguna de las tres te convierte en un ser educado, independiente, autónomo y con capacidad de forjarte un proyecto de vida para ti, tu familia y el país.
En segundo lugar necesitamos hacer un gran esfuerzo nacional para la construcción de buenos liceos que estén cerca de la gente. Estimamos que Venezuela necesita 1.000 nuevos liceos para cubrir la totalidad de la demanda y, si revisamos las memorias y cuentas del Ministerio de Educación, constataremos que en los últimos años nunca se construyen más de 20 escuelas en un año y casi nunca un liceo. Es imperativo un plan nacional de construcción de liceos de la mano de alcaldes y gobernadores. Si cada alcalde y gobernador construyera un liceo, en tres años podríamos resolver el problema de la exclusión del bachillerato. Sería un gigantesco paso en la dirección correcta, aunque resolver la calidad nos va a tomar más tiempo.

2 comentarios:

Alexa dijo...

hola Juan , tu trabajo-ponencia esta en la linea de trabajo de datos de Luis Bravo UCV. pertinente para que el gobierno vea la realidad educativa dela escuela y se vea en ella. El tema de la calidad es denso, el gob lo trata como cantidad.
que buen esfuerzo hacen Uds en Miranda . Una critica sobre el idioma , la real academia no acepta el tema del genero ejm los alumnos y las alumnas. eso es un barbarismo impuesto por el gobierno. mis saludos y emhorabuena por tu dedicacion. Alejandra Fernandez UCV

Alexa dijo...
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